Por suerte o por desgracia, según se mire, la cantidad de palabras que escribimos en nuestro supuesto práctico no cumple una proporcionalidad directa con la nota que obtendremos en el examen. Esto es una realidad.
Sin embargo, opositores y opositoras agotan cada minuto del tiempo en escribir, escribir y escribir, como si cada palabra fueran décimas que arañamos al ansiado 10. Nada más lejos de la realidad; este es un proceso de selección, y el tribunal necesita, y mucho, criterios objetivos y subjetivos para elegirte a ti, y no a otro.
Aquí te mencionamos el “mantra” que deberás repetirte y, sobre todo, controlar, cuando afrontes un enunciado de un supuesto práctico.
La norma
Deberemos dominar lo que la norma educativa especifica con respecto a la prueba – número de páginas, tiempo de realización, criterios de corrección, etc. – y adecuar nuestro documento a lo que dicha norma y por extensión, el tribunal, vayan a valorar y a hacerlo de manera más positiva. ¿Incluyo apartado de atención a la diversidad en el supuesto? ¿Es necesario poner contexto si no se especifica en el enunciado? Este tipo de preguntas recurrentes son las que se responden solas si dominamos la norma.
El fondo
¿Cuánto sabes del tema en cuestión? De manera inteligente, es decir, sabiendo que la parte “práctica” será más densa e importante que la teórica. Este apartado aglutina todo aquello que sabemos sobre lo que nos preguntan: tipos, técnicas, contexto, diversidad, propuesta práctica, ejercicios, metodología, bibliografía, introducción, comentarios finales, etc. Cuanta más relación tenga la teoría con la práctica, más coherencia tendrá tu documento.
La forma
La gran abandonada, y la más importante. El tribunal no conoce cuánto sabes, lo excelente maestro/a que eres ni cuanto has estudiado; sólo conoce lo que eres capaz de demostrarle. Y buen porcentaje de eso que entra por los ojos no es tanto el “qué” o el “cuanto” sino el “cómo” está presentado.
La estructura del supuesto, la caligrafía, el índice, el interlineado, los párrafos, los guiones, los sub-apartados y todo lo que facilite al lector la información de una manera visualmente sencilla y agradable, multiplicarán las posibilidades de que lo que pones, sea más o menos adecuado, parezca preparado, coherente y resolutivo.
Conclusión
La buena conjunción de la norma, el fondo y la forma, con la base del trabajo diario y la práctica y retroalimentación continua te harán controlar todos estos elementos clave para hacer de tu supuesto práctico un trampolín hacia el sobresaliente y, por supuesto, hacia tu plaza.
Pablo García