Metodologías activas en el aula:¿Cómo implementarlas en la enseñanza de lenguas extranjeras?

Las metodologías activas son descritas como aquellas en las que el alumnado adquiere el papel protagonista del proceso de enseñanza-aprendizaje, mientras el docente se encarga de su orientación y seguimiento.


Dichos modelos de enseñanza son recomendados por la legislación educativa actual del mismo modo que forman parte de nuestro temario de oposición, supuestos prácticos y desarrollo de nuestra programación.

Pero, ¿cómo ponerlas en práctica en el aula? A continuación, una breve descripción de las más significativas, acompañadas de una sencilla aproximación al aula de lengua extranjera:

Aprendizaje Cooperativo:

Metodología basada en la resolución de tareas en grupos cuyos miembros trabajan conjuntamente para la consecución de un objetivo común. Esta metodología es perfectamente aplicable al aula de lengua extranjera para completar y corregir tareas a través de técnicas como “lápices al centro”, “folio giratorio” o “1-2-4” (Pujolàs, 2004).

Aprendizaje Basado en Proyectos:

Modelo de enseñanza basado en el aprendizaje a partir del desarrollo de proyectos dirigidos a la resolución de problemas o prestación de servicios en un contexto cercano a la realidad del estudiante. Para llevar este enfoque al aula, es primordial detectar un problema o necesidad a la que dar respuesta.

A continuación, posibles ejemplos de proyectos: rediseño de las cartas de los restaurantes cercanos para hacer llegar su contenido a la población extranjera o diseño de la cartelería del centro educativo para promover el uso de lenguas extranjeras entre la comunidad educativa.

Flipped Learning:

Aprendizaje semipresencial o mixto que combina la presencialidad y virtualidad tomando en cada momento del proceso de enseñanza-aprendizaje una o la otra según convenga. Este aprendizaje se empieza a poner en práctica de forma algo más generalizada en muchos centros de Educación Secundaria y Bachillerato debido a la crisis producida por el Covid. En definitiva, consiste programar, para el aula presencial, actividades en las que el alumnado requiere de la participación del resto de compañeros/as y la atención del docente; para practicar, de forma telemática, actividades escritas cuya corrección pueda ser facilitada de forma inmediata.

Gamificación:

También llamado ludificiación, se trata del aprendizaje basado en el juego. Aprender jugando siempre debe ser una máxima de nuestra labor docente, existen un sinfín de juegos y recursos que emplear de forma divertida en nuestras clases.

Estaciones de Aprendizaje:

Enfoque que promueve la inclusión educativa dentro del aula. Los alumnos/as trabajan a su propio ritmo a partir de centros de interés. Esta metodología puede emplearse para el repaso de los contenidos de la unidad a través del establecimiento de varias estaciones cada una de ellas dedicada al repaso del vocabulario y gramática de la unidad y las habilidades lingüísticas (escuchar, hablar, leer y escribir). Para ello, es necesario delimitar los espacios y que el alumnado comprenda a la perfección cómo proceder en cada una de ellas.

Como vemos, las metodologías activas presentan grandes ventajas: el alumnado aprende de forma inductiva bien sea desarrollando un proyecto, resolviendo un problema o jugando a la vez que adquiere habilidades de forma contextualizada lo cual favorece directamente la adquisición de lenguas extrajeras. ¿Esto se traduce en el abandono de las metodologías tradicionales para entregarnos a las bondades de las metodologías activas? En absoluto. Las metodologías tradicionales son tan necesarias como las anteriormente descritas, éstas aportan seguridad al alumnado en el aprendizaje de vocabulario y gramática, la vez que favorecen el aprendizaje de ciertos contenidos que requieren de mecánica y repetición.

Por tanto, se trata de conocer en profundidad las características, ventajas y desventajas de cada una de ellas para emplearlas, combinarlas o desecharlas de acuerdo al contexto educativo en el que nos encontremos. En definitiva, como profesionales de la docencia, debemos construir nuestra propia metodología atendiendo a nuestro alumnado y estilo de enseñanza, aprendiendo de los errores cometidos, confiando en aquello que nos funcionó y adaptándonos al devenir del grupo y momento de aprendizaje. La receta perfecta no existe, porque tú y tu alumnado sois la esencia de ella, experimenta hasta encontrar tu favorita.

Lucía Moruno

Bibliografía:

  • Pujolàs, P. (2004). Aprender juntos alumnos diferentes. Octaedro.
Foto de Escuela creado por pressfoto – www.freepik.es

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