Si opositaste antes de la convocatoria de 2015, eres de los que aún siente morriña, si eres más nuevo en esto, quizá no entiendas muy bien de qué va esta entrada a nuestro blog.
“Antiguamente”, el objetivo didáctico era el “súper” elemento curricular: Objetivos conceptuales, procedimentales, actitudinales, formulación de objetivos, concreción de objetivos, etc. Había que formular objetivos educativos para todo lo que hiciéramos. Partiendo como siempre de los que marcaba la ley (de etapa y de área), tú te encargabas de inventarte, modificar y concretar objetivos para tu programación, tus unidades, tus sesiones, tus actividades, …
Entonces llegó la LOMCE…
Y con la LOMCE, como cuando se destrona a un rey, el objetivo pasó al sótano de los elementos curriculares y dicho trono, dicho elemento vertebrador, fundamental y que marca todo el proceso de enseñanza aprendizaje vino a ocuparlo el criterio de evaluación.
Ahora, no lo digo yo, lo dice la ley (véase por ejemplo el mapa de desempeño o desarrollo curricular de la Orden de 17 de marzo de 2015 en Andalucía), todo nace desde el criterio de evaluación, y se relaciona de manera prescriptiva con el resto de elementos del currículo, por lo que ya no es necesario formular o concretar objetivos para todo.
Esto, como todo, tiene tus ventajas: especialmente el tiempo ahorrado al no tener que hacer tanto trabajo que antes se hacía. Pero también tiene sus inconvenientes: pues el objetivo que tú creabas te daba una visión personal y adaptada de lo que el alumno/a debía conseguir, siendo el criterio o indicador de evaluación largo, complejo y muy generalista, debiendo ahora realizar rúbricas de dichos indicadores para personalizar y concretarlo. De Guatemala a Guatepeor.
Y encima, los objetivos siguen estando ahí, sin saber muy bien por qué o para qué. De ahí la entrada al blog.
Sigue habiendo objetivos generales de etapa y de área. Muchos (nosotros no) los siguen creando para las unidades didácticas. Muchos (nosotros sí) crean objetivos de su programación didáctica. Y entre los que muchos ponen y otros no, todos actuamos con la convicción de no saber para qué ni qué pintan en una programación didáctica de 2019.
Seas de los de antes o de los de ahora, utiliza lo que consideres que mejor te funciona, lo que mejor te hace saber si tus alumnos/as consiguen lo que deben (criterio) o lo que has propuesto (objetivo).
Es por ello que nos preguntamos, sin respuesta, qué hacer con los objetivos didácticos.
Pablo García
