Nadie empieza una carrera más rápido que la termina. Ver la línea de meta hace que tu cuerpo y tu mente aprieten y expriman hasta el último aliento. La cuestión es que si empiezas a correr demasiado tarde, lento, y pretendes ganar la carrera puede que ni siquiera llegues a cruzar la línea de llegada y, si lo haces, será como no ganador, muy cansado y probablemente hasta lesionado.
Pensaréis que quien se prepara dos años antes la oposición es porque es muy novato/a y necesita de ese tiempo para rendir. En absoluto. Muchas plazas (más de 15) de las conseguidas por nuestros alumnos/as esta convocatoria eran de opositores novatos y en el mismo año de la oposición.
Tenemos todo tipo de alumnado: jóvenes de 24 años que viven con los padres, de otras ciudades que viven solos, madres y padres de varios hijos, interinos, gente que ha estudiado otra especialidad, veteranos y quemados. Y todos viene a lo mismo. A conseguir la plaza.
Quien se prepara con tiempo juega con un arma de doble filo. Por un lado la ventaja de pagar menos, tener la plaza y disponer de tiempo más que de sobra de hacer muchas cosas y bien. Por otro lado el no ser capaz de avanzar sin desgastar (nuestro mantra en año que no hay examen), y ver como en septiembre del año de oposición los “nuevos” te pasan como un Ferrari sin haber “perdido” un año. Debes asumir la responsabilidad de ir pasito a pasito adelantando trabajo, adquiriendo rutinas, adoptando estrategias y marcando las bases para comenzar el siguiente curso en cabeza de carrera y con las energías intactas. No es moco de pavo
Si vas venir a ver los meses pasar, a escuchar y nada más, quédate en casa. De verdad. Descansa, y no hagas nada, y vuelve en septiembre a darlo todo. Porque aquí, pasito a pasito, vamos hasta el final y a ser posible los primeros.
Luego no digas que no se te avisó
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