Equilibrio metodológico

Encontrar el equilibrio metodológico

Como en tu hogar para tu familia, un maestro/a quiere lo mejor para sus alumnos/as en sus aulas. Eso viene de serie con la vocación. Si además eres padre o madre sentirás una relación directa entre lo que haces en el cole y lo que haces en tu casa.

Cierto que nuestra función como docentes no es educar, sino enseñar, siendo en tu casa más la segunda que la primera. Pero comparas y te haces muchas preguntas. Muchas preguntas que hoy día, por suerte, imagino, tienen muchas respuestas.

 

Encontrar el equilibrio metodológico

La sociedad ha cambiado significativamente en los últimos 50 años. Y, por lo tanto, la educación y el acceso a la información también. Sabemos mucho sobre muchas cosas.

Pero cambio no tiene por qué ser mejoría. Evolución sí.

Al final entras en un aula, o en un hogar, y tienes que decidir cómo enseñar, cómo educar. En ese cómo es dónde entra en juego la metodología.

 

¿Cómo enseño? ¿Cómo educo?

  • ¿Constructivismo, conductismo?
  • ¿Libro, no libro?
  • ¿Cooperativo, proyectos, temas…?
  • ¿Cercano, autoritario?
  • ¿Deberes para casa , tiempo libre en aula?
  • ¿Cómo me relaciono con las familias y mis compañeros?

 Cada vez más, vivimos en un país donde ha dejado de haber grises. Sólo vale todo o nada. O eres de izquierdas o de derechas. O eres moderno o tradicional. O te gustan los perros o los gatos. O la playa o la montaña. O eres del Betis o del Sevilla.

Quizá para cantar un gol pueda valer, o para llevar esa camiseta que te gusta. Pero no para enseñar. Creo que en la variedad, como en el deporte o la alimentación, está el gusto.

Puedes ser del equipo X: no libro de texto, no deberes, Montessori, mi hijo duerme cuando quiere, aprende a su ritmo, coge el lápiz como intuitivamente lo cree, come por BLW, le pongo las mínimas reglas, no le digo NO, aprende a su ritmo, …

O puedes ser del equipo Y: uso mi libro y mando deberes, soy autoritario, soy firme con las reglas, misa los domingos, se come lo que hay, a las nueve en la cama, hago exámenes y castigo cuando es debido …

Seas del equipo que seas, estás equivocado. No hay recetas mágicas, las diga quien las quiera decir. Por muy progre que te creas, tu hijo o tu alumno deberá hacer un dictado, un copiado, memorizar algunas cosas y quizá recibir alguna colleja.

Y tú, profesor, por muy experimentado que te sientas, sal de ahí, de esa zona de confort, y dale a tus alumnos algo más: que investiguen, que colaboren, que se diviertan, que se sientan libres y protagonistas de sus aprendizaje.

 

Tres ingredientes

Cuando mi hijo estaba en camino me quedé muchas noches sin dormir intentando dar respuesta a las mil preguntas que rondaban mi cabeza. Para dar respuesta al maldito “cómo”. Me agobié mucho y no encontraba la fórmula. Entonces nació Luca, y cuando lo vi, lo sentí y me lo tatué a fuego en mi cabeza: amor, dedicación y sentido común.

Quizá esos tres ingredientes, como hicieron con este desequilibrado maestro – sevillista, moderno y playero, que odia la política pero quiere a perros y gatos por igual – puedan responder al cómo de tu vida personal o  profesional.

Autor: Pablo García

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